Hotel Nacional de Cuba: un clásico por distinción
El Hotel Nacional de Cuba ha sido partícipe en diferentes etapas, desde su inauguración el 30 de diciembre de 1930, de numerosos acontecimientos de la vida nacional, que lo distinguen y lo hacen diferente para cualquier visitante
ubanía, identidad, tradición, cultura son atributos que diferencian al Hotel Nacional de Cuba, un clásico por distinción, que conserva todo el esplendor de su arquitectura ecléctica,art decó y morisca.
Su lujo, elegancia y servicios de primera clase se mantienen intactos después de más de ocho décadas de liderazgo respetado en la industria hotelera cubana.
Hotel insignia del Grupo Gran Caribe y con 439 habitaciones en siete pisos, esta instalación Cinco Estrellas se encuentra ubicada sobre lo que fuera en su tiempo el monte Vedado, a pocos metros del mar, en la zona más céntrica de La Habana. Sus majestuosos jardines, que rodean el hotel, son un sitio formidable y acogedor para descansar tras un día de exploración por los centros de interés de la ciudad o, simplemente, un lugar excelente para disfrutar de una bebida contemplando la enorme expansión del mar.
Su lobby suele estar repleto de visitantes y grupos de turistas, al igual que el concurrido bar situado tras las puertas que se abren hacia los jardines. Así, uno termina por tener la sensación de que este hotel nunca duerme.
Precisamente en sus jardines se localizan vestigios muy bien conservados de la Batería de Santa Clara, declarada, conjuntamente con el centro histórico de la Habana Vieja, Patrimonio de la Humanidad en 1982, por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO).
De ese sistema defensivo actualmente se exhiben en el jardín dos enormes cañones: el Krupp y el Ordóñez, este último el más grande del mundo en su época. En 1898 esas piezas de artillería abrieron fuego contra el crucero estadounidense Montgomery en la llamada guerra hispano-cubana-norteamericana. Ambos ingenios son hoy una innegable atracción turística.
A este emblemático establecimiento le fue otorgado la condición de Monumento Nacional en 1998, por el valor artístico e histórico de este edificio, así como la de Hotel Museo en 2001. También aparece inscrito en el Registro Memoria del Mundo; esta distinción -creada en 1992 con el objetivo de preservar todas las obras y colecciones del patrimonio documental mundial con un valor excepcional- le fue otorgada igualmente por la UNESCO en 2010 y por primera vez se le confirió a un hotel.
Y es que el Hotel Nacional de Cuba ha sido partícipe en diferentes etapas, desde su inauguración el 30 de diciembre de 1930, de numerosos acontecimientos de la vida nacional, que lo distinguen y lo hacen diferente para cualquier visitante.
Así encontramos el cañoneo que sufrió el 2 de octubre de1933 para reprimir a los oficiales de la élite del ejército del depuesto presidente Gerardo Machado, acantonados en el lugar durante los sucesos de la sublevación de los oficiales de baja graduación contra los privilegios de la alta oficialidad de entonces; hasta las obras de ingeniería militar y emplazamientos para piezas de artillería antiaérea encargadas de la defensa de la capital, testigos mudos de los dramáticos días de la conocida en la historia como Crisis de los Misiles, de octubre de 1962.
Considerado como uno de los 25 Hoteles Palacios del Mundo, en sus habitaciones, salones, jardines y amplios espacios, el huésped podrá apreciar unas 100 obras patrimoniales entre fotos, esculturas, pinturas, relojes antiguos; a lo que se unen muebles de estilo inglés, lámparas art-noveau, porcelanas francesas de Sëvres, adornos de cerámicas mayúlicas, óleos de pintores cubanos de las primeras décadas del siglo y estatuas de mármol de Carrara.
Sus trabajadores sienten el orgullo de preservar toda esta 00historia y patrimonio, según refieren a Granma Internacional Aeleen Ortiz Concepción y Estela Rivas Vázquez, encargadas de los recorridos históricos organizados dos veces al día y quienes solícitamente explican a los huéspedes y visitantes cada uno de estos singulares detalles, incluidos aquellos relacionados con la triste época en que el hotel fue el preferido de la mafia italo-norteamericana durante los años 40 y 50.
Pero también su magnificencia ha atrapado a lo largo de estas más de ocho décadas a centenas de celebridades del comercio y del mundo de los negocios, la política, las ciencias y la cultura universal. Por sus pasillos estuvieron desde Winston Churchill, Frank Sinatra, Ava Gardner, Johnny Weismuller, María Félix, Jorge Negrete, Alexander Flemming, Steven Spielberg y el cosmonauta Yuri Gagarin, hasta numerosos jefes de Estado, entre ellos los presidentes chinos Hu Jintao, Jiang Zemin y Xi Jinping; Evo Morales, de Bolivia; Tabaré Vázquez, de Uruguay; Hugo Chávez, de Venezuela; Cristina Fernández, de Argentina; Rafael Correa, de Ecuador; Michelle Bachelet, de Chile; Leonel Fernández, de República Dominicana; Peter Agre, Premio Nobel de Química, y el expresidente norteamericano James Cartes, entre otros, quienes han dejado su huella entre los jardines y salones del hotel y cuyas fotos el visitante podrá observar en el Salón de la Fama o Bar Vista al Golfo.
Sede habitual de los Festivales del Nuevo Cine Latinoamericano de La Habana, allí podrá encontrarse cada diciembre con personalidades cubanas de la cultura y el arte, o con una que otra estrella de Hollywood.
Sin embargo, el Nacional no es exclusivamente para noctámbulos o cazadores de entretenimiento. También posee un centro de negocios bien equipado, casas de cambio, nueve salones de reuniones (incluyendo el Salón Taganana, que se emplea para conferencias de prensa), donde se ofertan servicios de interpretación, y un piso completamente dedicado a ejecutivos con servicio de check in al momento y servicio de Internet tanto para viajeros de negocios como para aquellos que vienen a participar en congresos y convenciones.
Según expertos calificados de la esfera, la calidad del servicio, la eficiencia y profesionalidad de los empleados es una constante en el emblemático establecimiento, al cual se le concedió el Premio por la Excelencia 2010, que fue otorgado por la agencia de viajes Thomas Cook, avalado por la opinión de los clientes de ese turoperador inglés, uno de los más importantes del planeta.
Además numerosas encuestas lo ubican entre los lugares de hospedaje preferidos por turistas de todo el mundo, o como Mejor Destino de Ciudad en Cuba y el Caribe. También durante 10 años y hasta 2013 ha recibido el premio World Travel Award del Caribe como Hotel Líder del turismo cubano. En 1996, recibió en París el Trofeo de Oro Europa a la Calidad, que le entregó el Club Office de España. Desde 2006, el hotel tiene certificado el sistema de gestión de calidad por la firma española AENOR.
“Del Hotel Nacional de Cuba me ha gustado la historia que atesora.., es majestuosa la vista que tiene y dispone de un servicio fabuloso”, afirma el argentino Gastón Rodríguez, quien junto a su esposa, la canadiense Cristal Cullimore, se hospedaron en la instalación. Hicieron el recorrido histórico y se sienten muy satisfechos.
Con un alto porcentaje de ocupación todo el año, el gerente general del hotel Antonio Martínez Rodríguez significa que tienen como objetivo primordial el fortalecer y seguir ofreciendo a los visitantes la historia, la cubanía y la cultura de la cual es portadora el centro. En tal sentido menciona el Cabaré Parisién, que ofrece un gran Show Cubano, el cual muestra la fusión de las culturas indo-americanas, hispanas y africanas, que dieron origen a la cultura cubana.
“En el hotel ofrecemos elementos de las tradiciones de Cuba, pues aquí brindan su arte relevantes grupos y orquestas musicales de la Isla, tales como el de Compay Segundo, el Buena Vista Social Club, la Aragón o la Jorrín, que son representativos de la música más conocida de Cuba”.
Y es que el protagonismo del Hotel Nacional se prolonga en el tiempo para seguir siendo ese “castillo encantado”, como lo denominó el prestigioso periodista, escritor y precursor del realismo mágico, Alejo Carpentier; e incluso un sitio ideal para contemplar las hermosas puestas de sol sobre el sempiterno malecón habanero.
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