viernes, 26 de julio de 2013

Un pequeño aporte para acabar con el racismo en el planeta tierra....













El racismo existío siempre entre los seres humanos, como vemos en estas fotos tomadas  en los Estados Unidos en 1960 estimadamente... El racismo existe en Madrid... en París, en Buenos Aires... Y en todo el mundo...

Con ustedes un cuento que quiere acabar con esta forma nefasta con que unos seres humanos tratán a otros...






                                                        El dios Interculturalidad

Yo soy un físico que a rajatabla siempre dijo y sostuvo que se podía vivir sin racismo, asi es sin ningún tipo de Racismo. Pero a pesar de ser un físico, creo en un dios… e dios interculturalidad. Es raro encontrar científicos que crean en dioses pero yo soy la acepción. Siempre que debato con mis colegas les digo que busquen las señales justas que el universo nos da, porque asi podríamos encontrar las puertas que llevan a los universos paralelos o, en su defecto, dependiendo del tipo de puertas, a partes muy distantes de nuestro propio universo. 

Tal vez asi encontrar al dios interculturalidad. Pero siempre a un universo en donde el racismo no existiera. Para que así, de una vez por todas, supiéramos realmente como especie para qué existimos en este gran ecosistema, y además de esto, podríamos saber de que es posible vivir sin eso  llamado racismo en nuestra sociedad, dado que al fin y al cabo el racismo es una subjetividad resultante de una determinada  hegemonía gobernante.

Un día tuve un sueño que me sacó de mi tiempo y de mi espacio. Me gustaría que a muchos discriminadores de todo tipo le sucediera esto. Se los contaré. Soñé que estaba en una lejana galaxia, con sus respectivas estrellas y planetas. Ya mi nave no viajaba, pero la actividad cósmica a mi alrededor era incesante, como la de cualquier galaxia de cualquier pluriverso; había también un tránsito de asteroides y meteoritos de distintos tamaños. No sé por qué motivo en mi sueño tenía la idea de que había viajado mucho. Incluso me daba la sensación de que técnicamente había viajado a través del tiempo. Digo técnicamente porque científicamente no podía, al menos por el momento, comprobarlo. Asi Desperté en una nave, extraña nave.

Mis compañeros de nave vestían trajes de delgado grosor, diferentes de los que solíamos vestir en mi tiempo y espacio. Caminé sin rumbo, al menos eso creía yo. Pero pude comprobar que no había discriminación ni racismo en esta nave. Poco después, me hallé ante una gran sala, que era casi por completo de vidrio, y se podía ver el espacio exterior, con las estrellas cuyas cúpulas de luz las hacían brillar doradas, púrpuras, etc. Era un día o una noche especial. Al no estar el sol en mi vista, ni tener reloj, ni aparato alguno de medición, no podía darme cuenta de la época, tiempo, o espacio en el cual me encontraba. Llevaba puestos unos extraños ropajes recubiertos de blancas telas casi transparentes. 

A través de la ventana de esta moderna nave veía cómo miles de destellos brotaban como flores de tomate en un tomatal. Salió una luz imponente, acompañada de dos destellos con tres reflejos intermitentes, los cuales arrojaron un extraño aroma, el cual fue nuevo para mí, y gran sorpresa e impresión me causó. Pero en ese momento sentí como me dormía suavemente… Volví a despertar, pero ya no estaba allí, sino que en un gran circulo de vidrio, en extraño planeta. Veía cómo todos a mi alrededor observaban con asombro cuanto acontecía a nuestro alrededor; no éramos más de diez seres humanos, no pude diferenciar los sexos, sí supe que eran todos humanos. 

Al conversar un poco me maraville de que no había discriminación entre nosotros y mucho menos racismo, pues ninguno de todos los que estábamos allí teníamos la piel del mismo color, había gente blanca, azul, verde, negra, amarilla y violeta. De repente vi cómo un anillo radiante de luz formaba un perfecto círculo… Dentro del círculo se veían estrellas brillar. Ahí, inmediatamente, comprendí todo, estaba saliendo a través de un agujero de gusano. 

En ese momento me volví a dormir… Al tiempo volví a despertar, y estaba en la ciudad de Barcelona corría el siglo XXI creo si mal no recuerdo. Desperté sobre el suelo de una estación de Buses, era una bella mañana. Sin comprender que había pasado o estaba pasando comencé a caminar. Y maravillado vi como latinos y caucásicos conversaban respetándose mutuamente. Rabinos y musulmanes jugaban al ajedrez riendo juntos… Comunistas y capitalistas miraban un partido de futbol juntos. Catalanes y marroquíes jugaban a los naipes. 

Ahí pude comprender que en Barcelona no existía ya mas racismo ni discriminación. El concepto de interculturalidad había tomado vida, si había tomado vida y estaba presente acá en Barcelona. Y no era tan solo un mortal mas, sino que era un dios presente entre nosotros los simples mortales humanos. 

Simplemente el racismo había sido un mal sueño de algún viejo y lejano mundo de estos universos paralelos que hay dando vuelta por ahí. Todo el amplio espacio a mi alrededor formaba además un coro impresionante de asombro, que entonaba himnos de alegría y amor, estos parecían elevarse hacia el cielo en donde estaban el dios Interculturalidad y el santo Amistad.



                                                           FIN       
                                                   Ulises Barreiro
                                  

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